martes, 22 de abril de 2014

Recuerdos del Pentathlón.

Video elaborado por el 1er. Of. Flavio Garcia B., en memoria de su nunca olvidado señor padre. Recuerdos de un glorioso pasado que los actuales mandos han olvidado, o han querido olvidar porque no pueden emular a tantos viejos Pentathletas que hicieron historia a su paso por la institución. Tienen el ejemplo que les dieron pero se han quedado muy pequeños. ¡¡¡Sus botas les han quedado muy pero muy grandes!!!



miércoles, 16 de abril de 2014

Una Historia verdadera.-


Escrito por: Héctor A. Neve Castro pentapm47
Para grupo: pentas de corazón

Desperté como un día normal y de costumbre a las 0430 hrs., recuerdo era Martes, iniciaba una semana más de Instrucción con miras a la celebración del próximo Desfile del 16 de Septiembre.

Como siempre pasábamos a las casas con la finalidad de reunirnos varios compañeros y amigos, del populoso barrio de TEPITO y de las inmediaciones del barrio La LAGUNILLA; para ir caminando todos juntos al Cuartel General del Pentathlon Deportivo Militar Universitario, ya que éramos parte del Activo y la cita era a las 0530 hrs. para el inicio de la actividad.

Caminamos comentando nuestras anécdotas de fin de semana, transitábamos por la calle de Paseo de la Reforma, casi a la altura de lo que conocemos como GARIBALDI, cuando de pronto comenzó a TEMBLAR bastante fuerte. Acostumbrados a no sentir miedo nos miramos indiferentes, pero pegando una loca carrera como tratando de llegar lo antes posible a nuestro Cuartel, aproximadamente eran las 0455 hrs.

Llegamos a la calle de Sadi Carnot, lugar donde los pentas de corazón iniciábamos nuestras labores cotidianas, ya estaban varios de los miembros de Mando a la cabeza de sus elementos, llamando a reunión para que nos fueran entregadas las ARMAS; que se utilizarían para la práctica de ese día en especial.

Se oye de repente una llamada de Oficiales, estos hacen acto de presentación ante el ALTO MANDO que se encontraba en ese preciso momento: les efectúa indicaciones y al instante corrieron a sus PUESTOS. Nos indicaron que teníamos que trasladarnos a nuestras casas, traer nuestro uniforme REGLAMENTARIO así como RANCHOS y Equipo para Campamento, pues iríamos a prestar ayuda a quienes tuvieran problemas con respecto al movimiento telúrico de ese día (como en ocasiones ya había ocurrido).

La nueva cita fue a las 0700 hrs., llegamos nuevamente al Cuartel, una infinidad de elementos que estaban dispuestos a seguir las
Indicaciones y órdenes dadas; otro tanto no pudo asistir por cuestiones laborales. Se encontraban ya dispuestos varios camiones que nos transportarían, en ese instante nos pusieron al tanto del lugar: CIUDAD SERDAN, PUEBLA.

Hace 40 años Ciudad Serdán en el Estado de Puebla; se vio sacudida por un terremoto de 7.2 grados Richter que dejó cientos de muertos y gran devastación.
El terremoto se suscitó durante la mañana del 28 de agosto de 1973, afectó a Cd. Serdán, con la destrucción de parte de la parroquia de San Andrés Apóstol, desplomándose la cúpula principal, afectando también la imagen del santo patrono “Padre Jesús de las tres caídas”, así mismo gran parte de las viviendas fueron destruidas por completo, se dieron grandes daños en las comunidades, siendo la más afectada la de El Veladero, dejando cientos de muertos y gran devastación.

Se conoce que hubo entre mil y mil 200 muertos, pero con el número de edificios y viviendas destruidas, se hablaría de un total de 3 mil a 4 mil, el saldo más grande en la historia del estado.

Hace 40 años la población de Chalchicomula de Sesma o Ciudad Serdán, se despertó más temprano que de costumbre. Eran aproximadamente las 0453 horas cuando ocurrió un movimiento telúrico de 7.2 grados de magnitud en la escala de Richter que tuvo una duración de casi 2 minutos, tiempo suficiente para que cientos de personas perdieran la vida, miles resultaran lesionadas y más de 2500 casas y edificios quedaran dañados.

Los pobladores mencionaban que: la oscuridad aún reinaba y en las calles imperaba ya el miedo o la desesperación; la gente salió casi al unísono de sus casas, corría despavorida para llegar pronto a ver a sus familias y protegerse lo más posible de los efectos del TERREMOTO.

Los primeros rayos del sol iluminaron a una zona totalmente arrasada, con muertos y heridos por doquier; casas y edificios destruidos, gente triste por haber perdido a sus familiares y sus hogares.

A las 5:00 horas todo era confusión y alarma; los lamentos y gritos de la gente eran acompañados por el lúgubre llanto de las personas, la única ambulancia en servicio no se daba abasto para auxiliar a tantas personas lesionadas.
En menos de una hora lo que era la Cruz Roja, los pocos hospitales y clínicas de toda la región ya no tenían cupo para albergar a más heridos, por lo que se improvisaron albergues en los que médicos, paramédicos, enfermeras y voluntarios corrían de un lado a otro para atender a tanta gente.

Cuando hicimos nuestro arribo cerca de las 10 de la mañana, el panorama era aterrador; encontramos personas descalabradas y otras estaban mutiladas; se veían por doquier y algunos estaban irreconocibles con la cara y cuerpo totalmente ensangrentados.

Durante los días 29 y 30, por las principales calles de los municipios de la región “desfilaban” las carrozas fúnebres trasladando a los cementerios los cuerpos de las víctimas de ese inolvidable y abominable sismo que dejó una estela de desolación, destrucción y llanto.
El terror y la desesperación llego más allá de nuestras fronteras. Me toco oír “Chalchicomula quedó totalmente destruida e incomunicada”, “hay muchos miles de muertos y más heridos y damnificados”; eran las noticias principales en los medios de comunicación masiva estatales, nacionales e internacionales escuchadas en el pequeño radio que lleve en esa ocasión.

Los RANCHOS que llevamos nos fueron solicitados, fueron reunidos para otorgárseles a los más necesitados, el hambre hacia presa de las personas que ya no tenían ni que comer. Nuestras fuerzas fueron menguando con el paso de los días, el agua escaseaba, no había lugar donde comprar alimento y tampoco teníamos el dinero para hacerlo.

Un día que recuerdo muy en especial es aquel donde se efectuó la llegada de nuestro Comandante Ad-Vitam Jorge Jiménez Cantú, al ver el panorama de sed y hambre que sentíamos muchos: saco su billetera y extrajo varios billetes, dio la ORDEN que de forma inmediata se fuera a conseguir comida suficiente para darnos de comer, y que si hacía falta se lo indicaran para aportar más dinero.

Este gesto NUNCA SE BORRARA de mi memoria, el ver que nuestro Fundador estuviera presente en esos momentos de dolor y desesperación, prestando ayuda codo con codo, a nuestro lado como cualquier elemento de TROPA.

Este día de cumpleaños siempre lo tengo presente en mi memoria, el haber prestado nuestra ayuda a quien lo necesita, sin importar el dolor, fatiga, hambre, sed y llanto derramado; pero con la satisfacción de haber ayudado a un HERMANO EN DESGRACIA.