sábado, 22 de septiembre de 2012

domingo, 16 de septiembre de 2012

ANDRÉS LUNA CASTRO

 
ANDRÉS LUNA CASTRO.-
Al pié de la tumba que recibiría los restos mortales de Andrés Luna Castro, uno de los fundadores de nuestra Institución, acaecido el 14 de octubre de 1939, el también fundador JORGE JIMÉNEZ CANTÚ expresó lo siguiente:

“Lleno de salud física y espiritual, Andrés supo armonizar perfectamente los ideales de un humanismo íntegro: El atleta del deporte no fue inferior en plenitud al atleta del espíritu. Su rica naturaleza era servidora fidelísima de un alma limpia y noble, generosa y entusiasta, fina y delicada. Porque este hombre cuyo puño de hierro era capaz de aplastar enormes obstáculos, poseía un alma verdaderamente tierna, suave, amable. Qué raro es hallarnos con un joven de 22 años que cultiva por igual las virtudes del talento, de la voluntad y de la higiene”.

“Desde sus estudios en La Salle, hasta los últimos años de su carrera de medicina, siempre distinguióle la disciplina seria y constante que le llevó a obtener las mejores calificaciones”.

“Pocos jóvenes podrán ostentar justa o injustamente, los merecidísimos trofeos y
honores que con humildad obtuvo Andrés Luna Castro. En el momento final de su
existencia, la muerte se llevó a la tumba al Presidente de la Sociedad de Alumnos de la Facultad de Medicina, al Vicepresidente de la Federación Estudiantil Universitaria del D. F., al Consejero Universitario encargado de la Comisión de Hacienda, y al abanderado de ese grupo viril y valientemente disciplinado que se denomina
PENTATHÓN UNIVERSITARIO”.

“No se crea que estos cargos fueron obtenidos por influencias laterales o por
maniobras obscuras: Es todas luces palmario que su triunfo en la Facultad de Medicina carece de precedente, mil votos se computaron a su favor, y con tal éxito ningún estudiante pudo sentirse lastimado. Andrés era enérgico, pero humilde de corazón”.
“El 11 de mayo de 1939 se publicó una nota en “EL ILUSTRADO”, donde pinta el afán que expresa la nueva Mesa Directiva de apoyar los intereses culturales de
México, coordinando las labores de maestros y alumnos en bien del mejoramiento
social de nuestro pueblo”.
“El 2 de septiembre del mismo año, recibió de manos del Secretario de la Defensa Nacional, general AGUSTÍN CASTRO, la BANDERA que enarbola el grupo deportivo militar PENTATHLÓN. Por esos días un fuerte disgusto, con ocasión de algunas dificultades surgidas en la Escuela de Medicina sobre pensiones de estudiantes en hospitales, sufrió un malestar de origen bilioso. Y el deportista hubo de trocar los deportes por la cama, esto aconteció el 7 de septiembre. Hubo un momento en que el enfermo pareció sanar, pero en vano las energías del hombre quisieron hacer un último esfuerzo, su magnífico corazón concedió, abnegado, lo que su entendimiento le mostró: supo que no tenía más de 22 años, que era el único varón de su familia, que había gozado de una salud envidiable y un prestigio bien ganado, que cursaba los últimos años de su carrera…pero a pesar de todo esto, sometiese generoso y sencillo a la tragedia que le enviaba la Providencia, y con fervor católico, digno de un verdadero cristiano, entregó su espíritu al Señor”.

“¡Qué negro apareció para sus compañeros el 13 de octubre, en que acababa de fallecer el gran amigo, el hombre íntegro, el corazón generoso! Se suspendieron las clases en la Facultad, y desde temprano, hasta el día siguiente, los estudiantes velaron sin dejar un momento el despojo de su amigo. Las autoridades estudiantiles del Pentathlón le ascendieron prendiendo sobre su pecho la insignia de cinco estrellas; su kepí estaba sobre la caja, la marcha del grupo juvenil acompañó a su abanderado hasta la tumba. Se unió a este cortejo selecta representación de profesores y autoridades universitarias; se pronunciaron palabras conmovedoras y sinceras que brotaron de pechos amigos…”

“22 años, fuerza física, talento, bondad… títulos y honores justamente recibidos…, todo esta ha pasado a mejor mundo. Pero imposible imaginar corazón tan abnegado haya perdido en lo alto la preocupación generosa que latía aquí abajo”.
“Andrés… tú sigues representando a tu Escuela de Medicina, con tus miles de
estudiantes que tantas veces acudieron a ti para que tu prestigio les auxiliara.
Andrés…tú seguirás enarbolando en el firmamento la bandera de la Patria que recibiste en el Pentathlón, y que cubrirá con su sombra fecunda, los destinos de México”.
 Tomado del grupo "Pentas de Corazón"